«El niño es un ser humano que sigue el desarrollo natural, la conquista de la independencia empieza con el primer inicio de la vida, mientras el ser se desarrolla, se perfecciona a sí mismo y supera cada obstáculo que encuentra en su camino».
— María Montessori, La mente absorbente del niño, pág. 77
Introducción
La independencia significa poder satisfacer nuestras necesidades sin depender de la ayuda directa de otra persona. No es algo que surge de la noche a la mañana, sino una conquista que se desarrolla en tres dimensiones: física, psicológica y emocional.
María Montessori enfatizaba que para alcanzar el desarrollo pleno en los niños, nosotros (adultos) debemos observar y acompañar los grados de independencia que el niño va logrando a lo largo de su vida. La independencia, además, está estrechamente ligada a la libertad, la disciplina y la responsabilidad. Un niño no puede ser verdaderamente libre si no es independiente, y solo alcanzará esa independencia en un marco de libertad responsable con ayuda de un adulto preparado.
¿Qué necesita un niño para ser independiente?
Para que un niño pueda alcanzar su independencia, necesita oportunidades para desarrollar al máximo su potencial, aprender a reconocer con honestidad lo que puede hacer y lo que aún está aprendiendo, sentirse libre y seguro dentro de su hogar, y comprender que la convivencia implica cooperar y respetar que los demás también persiguen sus propios sueños. Así, poco a poco, va construyendo la confianza y las habilidades necesarias para desenvolverse por sí mismo en el mundo.
En sentido opuesto, encontramos a la sobreprotección, la cual limita el desarrollo integral del niño, pues restringe su capacidad para explorar, asumir riesgos y descubrir sus propias habilidades. Este exceso de control transmite el mensaje implícito de que no es capaz por sí mismo, generando dependencia, inseguridad y temor hacia el entorno.
Recuerda que amar no significa retener, sino acompañar: estar presentes para brindar seguridad, al tiempo que se le permite intentar, experimentar y aprender de sus errores dentro de un marco seguro que favorezca su autonomía.
Etapas en el camino hacia la independencia
La naturaleza marca una secuencia universal de hitos que todo niño atraviesa en su camino hacia la autonomía: el corte del cordón umbilical, la capacidad de sentarse y el inicio del destete, el gateo, los primeros pasos y, finalmente, el desarrollo del lenguaje. Cada una de estas etapas representa una conquista significativa, un avance que fortalece su capacidad de ser y actuar de manera independiente.
Por ello, acompañar y respetar cada una de estas etapas no solo favorece el desarrollo físico y cognitivo del niño, sino que también sienta las bases para su seguridad, confianza y capacidad de desenvolverse de manera autónoma en el mundo, construyendo así los cimientos de su futura independencia.
Por ende, la independencia es una meta que el niño persigue de forma natural, a través del trabajo, la exploración de su entorno y el uso pleno de su cuerpo y su mente. Es un proceso que requiere esfuerzo personal, constancia y oportunidades para experimentar por sí mismo. Alcanzar la verdadera autonomía significa que el niño es capaz de cuidarse, expresarse con claridad en lo emocional y lo verbal, y vivir en equilibrio consigo mismo. Un niño así no solo se siente seguro y confiado, sino que sigue con serenidad la voz de su maestro interior, desarrollando todo su potencial.
Agradezco profundamente que me hayas acompañado en esta reflexión. Mi labor es guiar y acompañar a las familias que desean aplicar el método Montessori en casa, brindando las herramientas, la inspiración y la confianza necesarias para criar niños libres, y seguros, capaces de construir su propio camino con alegría y determinación.
Bibliografía:
- Montessori, M. La mente absorbente del niño. Montessori-Pierson, Vol. 1.
- Montessori, M. Educar para un nuevo mundo. Montessori-Pierson, Vol. 5, cap. 6 y 9.
- Montessori, M. El niño en familia. Montessori-Pierson, Vol. 8, cap. 5-9.
- Montessori, M. Las conferencias de Londres 1946. Montessori-Pierson, Vol. 17, cap. 18 y 19.